El Momento
Ahí estaba yo, organizando el asuntillo del cambio de armario. Comencé retirando la ropa de abrigo y me di cuenta de todo el tiempo (años) que llevo repitiendo este ritual: saco/lavo-lavo/guardo. Preciosos jerseys de chenilla con sus trenzas y su cuello vuelto, magníficas lanas de merino con su cuello a la caja. No he usado ninguno de ellos ¿Que por qué no me los pongo? Porque me agobian y no son prácticos en este clima. ¿Que por qué los conservo? Porque aunque tengan sus años están impecables, me encantan y sé que no voy a vivir siempre aquí, tengo espíritu nómada.
Luego viene la segunda parte, la de sacar la ropa fresquita y acomodarla. En esto ya no tengo tanto problema, la verdad. Pero estuve revisando el calzado y llevaba también varios años sin ponerme estas sandalias, tienen unas manchas que no hay forma de quitarlas. No te lo vas a creer, pero ¡tienen más de veinte años! Había pensado en teñirlas, pero la combinación de: [ calor sevillano + sudor + pies + tinte + aceras y asfalto ardiendo ] no me parecía la más conveniente, llámame loca si quieres, pero podía adivinar el resultado catastrófico.

La Inspiración (o no)
A partir de ahí pensé en eliminarlas ( junto con otros casos de calzado inútil que aún conservo, por si acaso les encuentro solución) Pero haciendo un repaso a las marcas de los grandes diseñadores, que soñar y mirar es gratis, vi un modelo de Chanel bastante más feo que mis sandalias pero con un parecido razonable y detalles que me han inspirado. También un calzado tipo salón en vaquero que me encantó por su sencillez. Y el material era muy simple, tela vaquera y cinta grossgrain, que resultan muy baratos. De hecho compré la cinta. Pero dándole vueltas a la cabeza, me imaginé el diseño que he creado, que ha sido una fusión de ambos calzados pero con otros detalles que son obra mía, para bien o para mal.

Aunque en principio había pensado forrar el tacón también en vaquero, al final opté por el diseño que he realizado. Me gusta el resultado porque son muy versátiles y combinables, puedo ir con un vaquero o con un vestido para salir de noche y quedan bien. Son cómodas para darle trote, así que les voy a dar mucho uso este verano. Y no me negarás que son únicas, originales.

Los Materiales
- 1 trozo de un pantalón vaquero viejo, en mi caso de mi hijo
- 2 cremalleras largas (45/50 cm) y otras 2 más pequeñas ( 25/30 cm)
- 1 tubo de pegamento transparente universal, este lo compré en Bricomart. Si no lo encuentras, abajo pongo el link de un pegamento muy bueno, también multiuso.
- 1 trozo de entretela termoadhesiva
- Tijeras, pinzas, pincel, acetona
- 1 par de tardes y música de fondo
- 1 pizca de ilusión y ganas de reciclar

El Tutorial
Pues aquí te dejo el tutorial en YouTube. Pinchas y lo ves directamente. Espero que te resulte útil. ¡Hasta pronto!
Las pruebas del NO delito – ACTUALIZACIÓN
Personas incrédulas hay por todo el mundo, no es ninguna novedad. Pero si digo que tienen más de veinte años, aparecen quienes dudan de que sea cierto. ¿Qué iba a ganar mintiendo, si lo interesante es la transformación de las sandalias, no la edad que tienen? Pero la tienen y es un hecho.
Pues aquí esta la prueba gráfica, y no me las compré ese año… Creo que hay pocos conocimientos en general sobre cómo cuidar nuestras prendas para que duren y conservarlas en mejor estado. Tal vez sería interesante hacer una serie de posts y vídeos sobre esto. La tendencia desde hace tiempo es consumir prendas de baja calidad y si les sumas el maltrato al que se ven sometidas, tienen una vida muy corta. Y eso es muy poco ecológico y va en contra de tu economía.

Pues aquí lo dejo, Mónica T. con sus hijos en julio del 98: mi hijo con 5 años y mi hija con casi 2 ¡Que el tiempo vuela es otro hecho irrefutable!
Un saludo y me encantaría leer tu comentario, ¡hasta pronto!