¿No te apetece hornear cuando llega el frío? Creo que es una manera de dar calor y olor a nuestro Nido. Después de un día un poquito estresado, corriendo de un lado a otro para estirar el tiempo, meter las manos en la masa puede resultar muy relajante, casi una sesión de meditación. Eso sí, siempre y cuando tengas un rato para dedicarte a ello.